A los papás de sala de 1 año:
Un día mamá y papá decidieron traerme a este mundo. Llegué con toda la alegría, igual a la que ellos tenían cuando me vieron por primera vez.
Cuando era bebé, necesitaba que hicieran todo por mí, ya que yo era muy chiquito pero, poco a poco, fui experimentando con mi cuerpo, lo que podía hacer y lo que no.
Todo estaba bien, hasta que llegó un cambio muy importante en mi vida: había cumplido 1 año, entonces mamá y papá se dieron cuenta de cuánto bien me haría ir en al jardín, conocer a otros nenes, jugar con ellos, tener una sala, una seño…. En fin, un mundo nuevo, muy diferente al que yo estaba acostumbrado.
Claro, no les voy a decir que me fue fácil desprenderme de todo aquello que conocía y me daba seguridad, pero les confieso que me gustaba ese lugar; sentía miedo, vergüenza y… ¿qué iba hacer solo, sin mamá y papá?
Pero así como así, fui descubriendo que había algo de mágico en el jardín, y ya no necesitaba tanto a mamá, que me miraba medio tristona detrás de la puerta de la salita, pero… ¿cómo le explicaba yo, que aún no manejaba mi lenguaje, que estaba feliz, que a pesar de ser muy bajito y parecer muy indefenso, ya era una persona, que sentía, pensaba, aunque hablara a media lengua y aún no dominara mis piernas y me cayera al querer correr…?
¿Saben?, ya siendo grande aún recuerdo ese momento, dicen que se llama "período de adaptación."
Ahora, cuando lo cuento, me hace mucha gracia todo aquello, pero cuando tenía 1 año lloré, y mamá lloró, y papá decía "¡pobrecito!"… pero ¡con que ganas volvería a empezar el jardín! Que mi maestra me recibiera otra vez con su dulce sonrisa y me abrazara cuando yo lloraba…
Hoy soy papá. Mi hijo esta por ingresar al jardín. Tiene 1 año, y lo veo tan indefenso, tan chiquitito, pero trato de que no se de cuenta de mi flojera ante la nueva situación. Lo dejo en su sala, con su seño y su grupo de nenes, me mira… no entiende, le explico… me mira… juega… y ¿yo?; creo que yo puedo entenderlo, ya está. Él esta jugando, lo veo bien, lo veo contento. Bueno, pasó lo más difícil, creo que ahora tendría que hacer yo la adaptación a esta situación, donde mi hijo por primera vez se separa de mí.
Sé que mi papá, como yo, sintió este desprendimiento, pero… ¡qué lindo fue ir al jardín!, ¡gracias por haberme dado la posibilidad de pasar por esta hermosa experiencia!
Un Papá de sala de 1 año.
Fuente: El Jardín Online y Tertulia de Maesteas
Un día mamá y papá decidieron traerme a este mundo. Llegué con toda la alegría, igual a la que ellos tenían cuando me vieron por primera vez.
Cuando era bebé, necesitaba que hicieran todo por mí, ya que yo era muy chiquito pero, poco a poco, fui experimentando con mi cuerpo, lo que podía hacer y lo que no.
Todo estaba bien, hasta que llegó un cambio muy importante en mi vida: había cumplido 1 año, entonces mamá y papá se dieron cuenta de cuánto bien me haría ir en al jardín, conocer a otros nenes, jugar con ellos, tener una sala, una seño…. En fin, un mundo nuevo, muy diferente al que yo estaba acostumbrado.
Claro, no les voy a decir que me fue fácil desprenderme de todo aquello que conocía y me daba seguridad, pero les confieso que me gustaba ese lugar; sentía miedo, vergüenza y… ¿qué iba hacer solo, sin mamá y papá?
Pero así como así, fui descubriendo que había algo de mágico en el jardín, y ya no necesitaba tanto a mamá, que me miraba medio tristona detrás de la puerta de la salita, pero… ¿cómo le explicaba yo, que aún no manejaba mi lenguaje, que estaba feliz, que a pesar de ser muy bajito y parecer muy indefenso, ya era una persona, que sentía, pensaba, aunque hablara a media lengua y aún no dominara mis piernas y me cayera al querer correr…?
¿Saben?, ya siendo grande aún recuerdo ese momento, dicen que se llama "período de adaptación."
Ahora, cuando lo cuento, me hace mucha gracia todo aquello, pero cuando tenía 1 año lloré, y mamá lloró, y papá decía "¡pobrecito!"… pero ¡con que ganas volvería a empezar el jardín! Que mi maestra me recibiera otra vez con su dulce sonrisa y me abrazara cuando yo lloraba…
Hoy soy papá. Mi hijo esta por ingresar al jardín. Tiene 1 año, y lo veo tan indefenso, tan chiquitito, pero trato de que no se de cuenta de mi flojera ante la nueva situación. Lo dejo en su sala, con su seño y su grupo de nenes, me mira… no entiende, le explico… me mira… juega… y ¿yo?; creo que yo puedo entenderlo, ya está. Él esta jugando, lo veo bien, lo veo contento. Bueno, pasó lo más difícil, creo que ahora tendría que hacer yo la adaptación a esta situación, donde mi hijo por primera vez se separa de mí.
Sé que mi papá, como yo, sintió este desprendimiento, pero… ¡qué lindo fue ir al jardín!, ¡gracias por haberme dado la posibilidad de pasar por esta hermosa experiencia!
Un Papá de sala de 1 año.
Fuente: El Jardín Online y Tertulia de Maesteas
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